viernes, 12 de junio de 2009

Cronica teatral - I - El Publico

Ya se que ando siempre en promesas de escribir eso o aquello…, siempre dejando para después las cosas. Claro…, luego llega el después ese y lo postergo mas aun, y así siempre…, no tengo remedio.


Pero de vez en cuando si cumplo lo prometido. Y tal como prometí…, hablare de aquella obra teatral y de sus espectadores.


Lamento que el tiempo pasado entre la obra y este post sea demasiado. Esa demora es injusta por dos razones: La primera es que me quita un poco la ilusión de la representación recién vista, eliminando así parte de la fascinación inicial. La segunda que también doy algo menos de importancia al comportamiento del público asistente, cosa que desde luego importaba ese día.

Pero bueno..., así es la vida..., tratare de recordar ambas cosas de la mejor manera posible.

El primer recuerdo será para el público asistente, no por ser el mas importante sino por ser el primero que quisiera olvidar. No quisiera generalizar a todo el publico que allí estuvo, no seria justo, así que estimare entre ese publico “molesto” a un 80% de los asistentes (y soy generoso).
La cuestión es que la representación fue en un polideportivo. Estaba todo muy bien preparado: las sillas ordenadas, protecciones en el suelo para no dañar el parquet, los lucernarios cegados para impedir la entrada de luz diurna que molestara la correcta iluminación, todo muy correcto y ordenado. Todo menos el publico.


Obviamente acudieron en altas cantidades niños y niñas de muy diferentes edades acompañados de los padres, tíos, o demás familia. Los niños, como norma general, son pequeños seres revoltosos e inquietos. Normalmente tienden a trasgredir las normas mas elementales de comportamiento, esta en su naturaleza, es normal.


Desde pequeños se les procura una educación, tanto a nivel publico en las escuelas como a nivel particular en sus propias casas. Claro que hay gente que piensa que la educación deben darlas los profesores. Se equivocan. La educación principal se ha de dar en cada casa, por los padres y familia.


Pero claro…, si el padre es capaz de ir al teatro oyendo la radio mientras come pipas y tira las cáscaras al suelo, todo esto acompañado de una cerveza…., o la madre no para de hablar con el móvil durante la representación, ella muy peripuesta para asistir a ese evento social del teatro infantil, o no para de cotorrear con la vecina de silla sin importarle si los demás han ido a ver y escuchar la obra. Si los padres y familias carecen de la educación mas básica para comportarse en publico…., ¿que podemos pedir a los hijos?


Pues solo podemos pedirles lo que allí se vio durante la representación. Niños corriendo por los pasillos como si en un parque estuvieran. Jugando y saltando por las sillas…, desordenándolas…., hablando …, gritando…, jugando a maquinitas electrónicas…, peleándose con los hermanos…, tratando de quitarle al niño que iba con nosotros un panfleto de la representación que daban al entrar (por favor…, ¡¡por que no cogiste tu uno al entrar, niñato!! ) o pegándoles pellizcos a este niño sin conocerlo de nada…, niños con unos bonitos deportivos con luces que se encendían al correr por todo el improvisado teatro…., y todo eso acompañado de un rumor de voces generalizado que hacia pensar mas bien en un mercado que en una representación teatral. Aun conociendo la obra perfectamente hubo momentos en que me desconcentre tanto de la trama que me perdía. ¡Increíble!


Puedo parecer exagerado, pero creedme…. no lo soy.


Esto sucedió en un pueblo cercano a Murcia, durante las fiestas de ese pueblo. Visto esto y con otras referencias que ya tenia de otras visitas a este pueblo, estoy que vuelvo a ver algo allí…, apañados van.

Sin ánimo de ofender demasiado…, mejor me callo…, jejeje.

Hasta aquí la primer parte de la critica teatral.

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