jueves, 28 de mayo de 2009

Pre-cronica post-teatro

Jueves 28 de Mayo, día post-partido y post-teatro.

Como comente ayer, tome la decisión de acudir a la representación teatral de El Principito en vez de quedarme en casa viendo la final del Barça.

Parece ser que el partido de fútbol estuvo bastante bien, y además gano el Barça. Todo correcto entonces. Me alegro por ellos y todos sus seguidores. Tienen muy buen equipo, parecen bastante bien adaptados unos con otros, bien dirigidos y no se les ve demasiado por encima de los demás en cuanto a declaraciones y actuaciones extradeportivas.

Resumiendo: Parecen de otro planeta por su facilidad de dibujar el fútbol pero no son Galácticos. Tan solo se dedican a jugar y hablar en el campo mayoritariamente. Eso debería de ser así en todos los equipos.

Por otro lado…, al final me decidí por el teatro.

En cuanto a esta decisión, me pareció correcta pero me reservo mi crónica para cuando tenga un ratillo para poder hacerla con la seriedad que se merece. Adelantare que la obra en cuestión me pareció perfecta. Una mas que recomendable adaptación a las tablas del libro del melancólico aviador que huyendo del mundo desapareció. Se merecería este Antoine una reflexión mas amplia sobre el y sobre su obra, algún día…

Termino…, lo dicho…, que mas adelante os daré la impresión que me causo ayer la representación, temo que será extensa, el que avisa no es traidor. Igualmente tratare de dar mi impresión sobre algo ajeno a la obra, ajeno pero influyente en ella, me refiero al público asistente. Temo que esta parte también sea extensa, pero en este sentido me cuesta trabajo callar. Fue incalificable lo que allí vi.

Pues nada…, en breve en sus pantallas.

miércoles, 27 de mayo de 2009

El dilema

Hoy es 27 de Mayo.

Hoy es la tan esperada final de la Champions para algunos. A mi aunque el futbol no me mata, no me disgusta ver estos partidos. Además un equipo español es el que puede ganar, pues mejor que mejor.

Tenía pensado ver tranquilamente el partido en casa, acompañado de una suculenta cena. Pero ahora ya no se que hacer.

El otro día paseando por la ciudad vi un cartel en el que anunciaban una representación teatral de El Principito. Desde pequeño me encanta ese libro que ya he leído no se cuantas veces. Así que pensé en ir a verla.

Al día siguiente caí en que coincidía con el partido de marras que también tenía interés en ver. Vaya coincidencia, ¿y ahora que?, pensé.

¿Futbol o teatro…?, ¿Principito o Barça…?

Bueno, pues al final me he decidido, no había mas remedio que elegir. Ya llegara el Barça a otra final, y a las malas…, ya se tiraran toda la semana hablando de esta final en los medios, ganen o pierdan. Ya repetirán los goles y las celebraciones, o las decepciones. Pero El Principito en teatro, nunca lo he visto.

Así que la decisión esta tomada. Me iré al teatro.

Además, así aprovechare hoy también para a dar la bienvenida al mundo a la hija de unos amigos que acaba de nacer hace unas horas.

Que mas se puede pedir…: Una niña recién nacida, una representación del principito…, y quien sabe, a lo mejor el Barça consigue ese mediático triplete. Todos contentos.

Bueno…, pues me voy ya mismo. Ya contare que me pareció la adaptación de la Obra de Antoine de Saint-Exupéry. Gran tipo este Antoine.

Hasta la próxima….

lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti..., In Memoriam

Esta mañana mientras desayunaba, antes de salir hacia el trabajo, la radio me sorprendió diciendo:“Ha muerto, a la edad de 88 años, Mario Benedetti, el gran poeta uruguayo”.
Hacia ya tiempo que las noticias se hicieron eco de el mal estado de Benedetti, y eso sumado a que ya no era un niño, claro, no debe sorprender una noticia así. También comentaban que desde la muerte de su esposa, hace pocos años, el hombre había perdido parte de las ganas de vivir.
A pesar de ser algo predecible, a veces, cuando oyes cosas así te sientes un poco apenado, como si lo conocieras.

No es que haya leído toda su obra, ni mucho menos, pero si algunas cosas.
Ahora mismo me vienen a la memoria algunas obras suyas que he leído como “Quien de nosotros”, “La tregua”, “Pedro y el capitán”, “Buzón de tiempo”, así como unos cuantos poemas de los que, como la mayoría de los poemas, no recuerdo el titulo nunca.

Me gusta como escribía. Es mas que recomendable su lectura para todo aquel que aun no lo haya hecho.

Físicamente lo recuerdo como un hombre pequeñito, refugiado tras su bigote y con una mirada un poquillo triste pero a la vez alegre. No se…, me caía muy bien por alguna entrevista que vi o leí. Parecía un tipo simpático, inteligente y normal. Un hombre cotidiano.

Hay un poema de Alfonsina Storni titulado, si mal no recuerdo, “Hombre pequeñito”. Ese poema fue musicado hace unos años por Imanol y siempre que oigo esa canción me acuerdo de Benedetti, por lo de hombre pequeñito, no porque el poema lo definiera. No se…, parece una tontería pero es así.

Bueno…, seguro que en Internet hay cientos de páginas en las que hablan de la vida, obra y ahora muerte del poeta, así que para que aburriros mas.

Esto solo pretende ser un recuerdo propio puesto en común a quien lo quiera leer.

Y como recuerdo a este escritor…, poeta y cuentista entre otras cosas…, quede aquí una de sus poesías, su Curriculum…, también musicada después por otro grande:




Currículum

El cuento es muy sencillo
usted nace en su tiempo
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
y el temerario insecto
que será pisoteado
por su zapato nuevo.

Usted sufre de veras
reclama por comida
y por deber ajeno
o acaso por rutina
llora limpio de culpas
benditas o malditas
hasta que llega el sueño
y lo descalifica.

Usted se transfigura
ama casi hasta el colmo
logra sentirse eterno
de tanto y tanto asombro
pero las esperanzas
no llegan al otoño
y el corazón profeta
se convierte en escombros.

Usted por fin aprende
y usa lo aprendido
para saber que el mundo
es como un laberinto
en sus momentos claves
infierno o paraíso
amor o desamparo
y siempre, siempre un lío.

Usted madura y busca
las señas del presente
los ritos del pasado
y hasta el futuro en ciernes
quizá se ha vuelto sabio
irremediablemente
y cuando nada falta
entonces usted muere.

El cuento es muy sencillo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¡De viaje a la playa!

Dos en un día…, ¡pa´que veas!

Como dije..., a escribir toca.

Para alguno su infancia fueron recuerdos de un patio de Sevilla, de un huerto claro donde madura el limonero…

Para mi, mi infancia son recuerdos de un montón de cosas, como le ocurre a todo el mundo. Pero el otro día, ahora mismo no recuerdo ni como, ni porque, ni donde, me acorde de algunas cosillas que tenia casi olvidadas.

Imagino que fue alguno de estos días yendo hacia la playa, me acorde de aquellos fines de semana en los que hacíamos el macuto y nos veníamos a pasar el finde o algún puente en fechas cercanas a estas de hoy…, pero muchos años atrás.

No se porque me vino el aroma del viaje. Viaje que ya no será nunca como antes. Ahora en media hora te pones en cualquier sitio, sin pararte, sin casi ni mirar por la ventanilla, escuchando la radio o algo de musica interrumpida de vez en cuando por alguna llamada al práctico manos libres que algunos multas nos quita.

Antes no era así. Salíamos de casa, por ejemplo, el sábado más o menos temprano. Subíamos el Puerto de la Cadena a velocidades nada comparables a las actuales, y de vez en cuando nos topábamos con pequeñas caravanas de vehículos que iban con parecido destino. Sobrepasábamos algún coche parado en la cuneta al que se le calentaba demasiado el motor y probablemente le había fastidiado el finde a sus propietarios.



Superado el obstáculo del Puerto iniciábamos la bajada pensando ya en la indispensable parada de en alguna de las venta que había en la ruta. Allí, en un momento acopiábamos aquello que nos alimentaria esos días en la playa. Con esta compra continuábamos el camino pero acompañados de ese aromilla a pan recién hecho y embutido fresco, pellizcando el pan calentito acompañándolo de algún trozo de salchicha.

Como digo…, continuábamos el viaje. Aparte de nosotros mismos, en el coche siempre nos acompañaban otros…, la mayoría de las veces era Serrat recordándonos a Miguel Hernández, a Machado, a el mismo y a todas esas pequeñas cosas. Otras veces eran el trío Los Panchos cantando Vagabundo o La hiedra con o sin Eydie Gorme. Con tal banda sonora seguíamos el camino. A veces parábamos a comprar algún refresco en cualquier bar de un pueblecillo del camino. Recuerdo parar en la cuneta a coger de algún campo de cebada canutillos con los que hacer unas pajillas para la Fanta de naranja. Era una parada voluntaria casi siempre, unas veces para eso, otras para cortar unas cuantas margaritas y otras… Otras veces no era voluntaria ni premeditada esta parada, mas bien era precipitada, debido a que a alguien, a una de los dos hermanos que éramos en esos tiempos y que no era yo, siempre le daba por vomitar.



Otra casi obligatoria era la que hacíamos frente a la barrera del paso a nivel que prácticamente en todos los viajes nos pillaba bajada. Pacientemente veíamos correr frente al coche el tren que iba o venia de Cartagena. Ahora ya no es así, ni el tren puede detenerte en tu camino hacia las playas. Antes o después de ese paso, no recuerdo bien…, había una pequeña granja con algunas vacas lecheras. Me gustaba mirarlas mientras nos miraban.

Tras unos cuantos pueblecitos mas y algún que otro semáforo en la ruta llegábamos al destino. Como comenté antes, la duración del viaje no es en nada comparable a la actual. Pero el encanto tampoco es el mismo. Ahora todo es mas simple.

Ya en casa tocaba quitar los tableros que protegían puertas y ventanas del frío y lluvia del invierno. En su interior todo era penumbra, humedad y olor a salitre hasta que los retirábamos. Después de eso todo era luz y aire marino fresco y húmedo. En la calle siempre habían unos cuantos coches de familias de vecinos que habían tenido los mismos planes para ese fin de semana. Los mayores se saludaban y se contaban lo mismo de siempre…, que si que buen día hace, como pica el sol, no veas como esta la casa de estar cerrada….

Una de las cosas que hacia siempre, después de comprobar que todo seguía en el sitio que lo habíamos dejado el verano anterior, era correr hacia el patio trasero para quedar asombrado con la cantidad de matas que habían crecido en estos últimos ocho o nueve meses. Siempre era lo mismo pero siempre me sorprendía. Que le voy a hacer, soy así de simple.

Después de esa mecánica comprobación, corríamos a ver las bicicletas, a darle aire a las ruedas y dar la primera vuelta por el pueblo. Teníamos que hacer el reconocimiento de lo que había cambiado desde el verano anterior, ver las casa que había abiertas, y alguna nueva que estuvieran construyendo donde antes había un solar o casa vieja.

Comidas, meriendas, cenas, sueños…, y entre todo eso jugábamos, nos bañábamos y reíamos, veíamos a parte de la familia que también podía haber pasado el finde por allí, cambiábamos la rutina del invierno por la novedad del cercano verano.



Esos dos días se pasaban volaos. Llegaba el Domingo en la tarde, macutos y bolsas de nuevo al maletero. No solíamos salir demasiado tarde en previsión del dominical atasco que casi siempre nos esperaba en la subida al Puerto. El viaje de vuelta solía ir amenizado por algo bien diferente al de ida, en este caso la banda sonora la ponían los locutores de la radio gritando ¡Goool en Las Gaunas...! o cosas similares relacionados con los partidos de liga y con esa quiniela que siempre hacia mi padre y nunca acertaba catorce. Miento..., alguna vez si que atino con los catorce, pero claro…, la alegría dura poco en la casa del pobre…, siempre en esa jornada había en España cientos de personas que habían pensado los mismos resultados que el, y claro…, tocaban a cuatro duros mal contados.

Siempre la misma historia, siempre el mismo final.

Acabo como empiezo. Mi infancia no son recuerdos de un patio de Sevilla, pero son recuerdos de otras cosas. Las que conté hoy entre ellas y otras muchas que seguro nunca contare pero que siempre las recordare.

Hasta otra…, hasta cuando sea…

Pasaba por aqui...

Ya…, ya…, ya lo se. La última vez que escribí algo aquí fue para decir que me iba de vacaciones de Navidad.

No pienses que mis Navidades duran cinco meses, no es así, es que desde entonces no he tenido ganas de pasarme por aquí. Mas de una vez pensé en hacerlo…, una idea por aquí, otra por allá, esto me gustaría escribirlo, aquello también…, pero al final nada de nada.

Total… ¿para que?, ¿para leerme yo mismo?, si yo ya se lo que pienso sobre todo, me conozco mejor que nadie, ¿qué pretendo descubrirme?.

Resumiendo entre las pocas ganas y pocas ideas, deje huérfano el sitio. Menos mal que no todas las musas se fueron con en Nano, y alguna quedo cerca para hacerme compañía e insistirme en colgar algo en este inconstante tablón.

Preparare algo que me merezca la pena, algo que de vez en cuando voy recordando en determinados momentos. Nada político, nada cultural, algo que posiblemente a nadie diga nada, pero me da igual. A mi si, y quizás a alguien mas que ni se si lee esto, ni si recuerda las cosas como yo.

Luego lo escribo…