martes, 29 de abril de 2008

II - Crónica Florentina - Pisa-Florencia.

Una nueva jornada del recién iniciado viaje.

Despertamos bien tempranito y vimos amanecer desde la terraza de la habitación. Bueno, intuimos el amanecer, pues estaba nublado. Estas nubes nos acompañaron durante todo el tiempo que estuvimos en Pisa. A veces solo nubes y a veces también lluvia. Pero eso no estropeo la visita, algo pasados por agua pero muy contentos por estar ya allí.

Desde esa terraza pudimos ver, asomando entre los tejados de la ciudad, a lo lejos..., lejos..., como se adivinaba parte de la Torre Inclinada de Pisa y algo que parecía ser la parte superior del Baptisterio. Si, estaba muy lejos y no se veía muy claramente pero lo cierto es que nos hizo ilusión descubrirlo. Estábamos casi listos para ir a su encuentro.

Tras desayunar en el hotel nos acercamos paseando hasta lo mas típico de visitar en Pisa: La Piazza dei Miracoli. En esta plaza es donde se encuentran, rodeados por parte de una muralla, el Duomo, el Baptisterio, el Camposanto y la archiconocida Torre Inclinada.

Yo soy, en la medida de mis posibilidades e inteligencia, un gran amante del arte…, arquitectura…, ciencia.., un poco de todo…, son tantas las cosas que me gustan, conozco y muchas mas aun las que me gustaría conocer, tantas que la lista seria extensísima. Por eso no caeré en la tentación de tratar de explicar todas las maravillas que aquí pude ver, autenticas joyas de la arquitectura y del arte. Para saber mas de ellas hay cientos de libros y miles de paginas escritas por gente que tiene la suerte de conocerlas al dedillo y que además es capaz de transmitirnos todo aquello que nosotros solos no veríamos.



En mi caso solo puedo decir que aquel conjunto de Monumentos me encanto.

El Duomo o catedral es impresionante. Las fachadas preciosas, pero no menos el interior. Tuvimos la suerte de que al ser Domingo de Ramos el interior del Duomo se encontraba decorado con flores y demás, como celebración previa a la Semana Santa. Había incluso una misa oficiada por, a mi parecer, el obispo del la zona. Se ve que allí es tradición.., a saber…





En cuanto al Baptisterio, es un edificio muy curioso por su forma y su acústica interior. Cada media hora una chica que había por allí se dedicaba a entonar una especie de cántico desde casi el centro del Baptisterio con el que se apreciaba la resonancia del templo. Fue muy chulo escucharlo.



Otro de los lugares que mas me gustaron es el antiguo Camposanto. He de decir que casi todo el viaje, tanto aquí, en Pisa, como el resto de tiempo en Florencia, nos lo pasamos pisando tumbas. Hay que ver lo que le gustaba a la gente colocar su tumba en el suelo, no había iglesia en la que un hubiera unas cuantas, claro que eso no es único de allí, pasa en todos los sitios. Este Camposanto era también bonito, tenia algunas esculturas de gente de distintas épocas y distinta fama. Restos de los frescos que lo decoraron antaño e infinidad de lapidas ya borradas por el tiempo y los pasos de quienes las pisan. Un patio central muy tranquilo con una especie de pozo o resto de pozo Etrusco. Me hizo ilusión verlo pues es una cultura que no me es muy conocida y estoy desde hace poco leyendo sobre ella. Cuando vuelva a Italia, que volveré, tendré que visitar las zonas en las que aun quedan restos Etruscos.



También pasamos por el Museo de la Obra del Duomo. Aquí se encuentran expuestas muchas cosas que pertenecían al interior o exterior del Duomo pero que para protegerlas las han colocado en este museo. Por supuesto los originales fueron reemplazados en la catedral por copias, para no dejar desnudo el templo. Hay cosas curiosas y bonitas aquí. Es recomendable visitarlo.

El Museo de las Sinopias también me gusto, claro, es que como todo lo que veía me gustaba, pues este no iba a ser menos.

Reconozco que lo vimos todo intensivamente en una mañana. Seguro que el sitio se merece algo mas de tiempo y dedicación. Pero como siempre digo…, ahí esta para que pueda volver a verlo en otra ocasión, es un aliciente mas para un regreso futuro.

No he mencionado la Torre Inclinada, el famoso campanario que dicen fue usado por Galileo para desmontar la Teoría Aristotélica sobre la influencia de las masas en la atracción de la tierra, adelantándose en parte a Newton. Pero eso es otra historia.



Bueno, pues he de decir que la torre fue lo que menos me impresiono aunque por supuesto también me gusto. Pero creo que como es algo que ya me esperaba de haberla visto en tantos sitios, pues por eso no me sorprendió tanto como los demás monumentos. Pero si, es muy bonita, y como no, curiosa por su inclinación.

Después de ver todo esto nos fuimos hacia la estación de tren donde emprendimos rumbo hacia donde realmente era nuestro destino: ¡¡Florencia!!

El viaje no se hizo nada pesado, al contrario, íbamos mirando los paisajes por los que pasábamos. He de destacar que salvo por algunos carteles y porque sabíamos que estábamos en Italia, perfectamente podríamos haber pensado que andábamos por Murcia, eran paisajes muy similares a los de algunas zonas de la región. Por supuesto aquellos eran algo mas verdes y los ríos llevaban mas agua, pero claro, eso no es difícil.

Llegamos a Florencia sin haber comido aun. Habíamos quedado con el dueño de la casa que alquilamos y corrimos desde la estación de tren hasta la Piazza Cimatori que era el lugar de encuentro. Paseando las maletas por la ciudad, a toda prisa y con mas hambre que el perro de un ciego, fue como tuvimos la primera impresión de la ciudad. Pasamos fugazmente frente al Duomo, el Campanille, el Baptisterio y alguna que otra iglesia y Palazzo. Un rápido contacto visual con todo aquello que nos esperaba para los próximos días.

Cansados y hambrientos, pero contentos de estar ya allí, llegamos a la casa. Recogimos las llaves y nos acomodamos. Comimos unos bocatas de Porchetta que vendían en un puesto bajo la casa y salimos simplemente a pasear por la ciudad. Recorrimos las calles y plazas cercanas empezando a planear con ilusion todo aquello que queríamos visitar mas adelante. Pero lo que quedaba de día lo dedicamos solo a eso…, a pasear y conocer las calles. A probar los cafés y helados de la zona. Y a observar el ambiente, sin prisas. Acabábamos de llegar y teníamos toda una semana para disfrutar de la ciudad.

Había que descansar para la siguientes jornadas. Ya las iré contando

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